En este post os hablaré de una habitación que hay que cuidar mucho a la hora de la decoración: el dormitorio.
No vale la excusa de que «se va sólo a dormir», ya que precisamente ésa es la razón para cuidar esta habitación.
Tu dormitorio debe darte sensación de comodidad y serenidad en cuanto entres en él. Solamente así será un lugar adecuado para tu descanso.
Para conseguir esto, son importantes los colores, tanto de los muebles y ropa de cama como de las paredes. Azules, grises, blancos o beiges te valdrán para conseguir esa sensación de tranquilidad.
Lo primero que elegí fueron las mesitas de noche. Me encantó el color tan original de las cajoneras, la forma de las patas y el estilo envejido. La verdad es que al ser de madera de pino la calidad no es óptima, pero merece la pena por la personalidad que le dan a toda la habitación.
Añadí un toque desenfadado con un chifonier (o cajonera) con varios colores, que no era exactamente igual que las mesitas, pero encajaba bien.
Gasté un poco más en estas tres piezas y ahorré con la ropa de cama y las lámparas de mesa.
La estructura de cama fue uno de los muebles que ya estaban en el piso y aprovechamos. La solución para usarla fue sencilla: compré ropa de cama grande para que no se viera. El cabecero negro-marrón está en el trastero…, pronto habrá otro cabecero, pero por ahora sólo está en mi cabeza. Os lo contaré cuando esté montando, sólo os puedo adelantar que no lo encontrareis en las tiendas!
Otro detalle muy importante es la foto que hay encima de la cama. Siempre va a llamar la atención lo que pongas en ese lugar, así que hay que escogerlo con cuidado. Elegí esta imagen por los colores neutrales y la sensación que da el mar en calma.
Mesitas de noche (Westwing Home&Living, 91 € la unidad); chifonier (Westwing Home&Living, 143 €); funda nórdica (Basic de El Corte Inglés, 20,99 €); pie de lámpara de mesa (Leroy Merlín, 4,99 € la unidad); cojines (Ikea y Casa, unos 10 € cada uno).
Saludos y éxitos con el blog!
Ramona
dormitorios