Hoy os voy a dar una idea para convertir una esquina mínima en tu encimera en un rincón lleno de detalles y practicidad.
Para empezar, para elegir los complementos siempre parto del color que elegí para aderezar mi cocina: el rojo.
La verdad es que tengo debilidad por las cocinas con rojo, tenía que añadirlo a la mía como fuera. A pesar de tener una cenefa en los azulejos con otros colores incluído el naranja (imposible de combinar), conseguí hacerlo. En el futuro os contaré cómo lo solucioné.
Como veis, el primer paso fue poner una de esas barras de Ikea en la pared; son muy útiles porque puedes colgar infinidad de cosas con un poco de imaginación y los ganchos que vienen con la barra, claro. En este caso, puse el escurre-cubiertos (aprovechando la practicidad de que queda encima del escurreplatos), un calendario de metal, y un recipiente que estoy usando para varios (bolígrafos, trapos,…), pero en el que se puede poner una planta, por ejemplo, y darle un toque acogedor a la cocina.
El hueco que queda debajo, lo utilizo para una especie de «rincón para el té», con una caja para las infusiones, un tarro con chocolate (se puede variar con pastas, caramelos, o incluso para meter el azúcar) y un juego de té/café pequeño.
Se gana espacio con la lechera roja en la esquina, en la que puedes meter todo lo que no quieras tener a la vista pero sí a mano (manteles, servilletas, productos de limpieza,…).
Siguiendo con la practicidad, los que os hayais percatado de que tengo las cosas encima de una bandeja circular, entendereis ahora por qué. Si pones cosas encima de bandejas o similares, te será mucho más fácil limpiar, ya que en lugar de mover cada cosa una por una, mueves la bandeja con todo encima y listo.
Riel para pared (Ikea,5,99 €); recipiente (Ikea, 0,59€); caja para infusiones (Natura, 20€); reloj con temporizador (Westwing Home&Living, 11€); bandeja giratoria (Ikea, 4,99 €); calendario metálico (rastro de Gijón, 2 €).
Añadí un toque divertido con el reloj con temporizador en forma de radio vintage. He de confesaros que este pequeño reloj fue una de las primeras cosas que compré para mi piso; de hecho, aún ni conocía el susodicho piso.
Se puede decir que algo tan pequeño e insignificante me inspiró para mucho más… nunca se sabe de dónde va a venir la inspiración, así que prestad atención!
Si comenzó a gustarte la decoración con algo más tonto que un reloj de cocina, te reto a que me lo cuentes!